Fue uno de los firmantes del Acta del 5 de Julio y al comenzar la guerra, el Coronel Briceño actuó como hombre de confianza del generalísimo Francisco de Miranda. La Capitulación de 1812 lo lleva al destierro. Va a Curazao y de allí pasa a la Nueva Granada. En 1813 elabora un plan de acción en Cartagena que era una especie de «Proclama de guerra a muerte».
En las montañas de San Camilo fue apresado por los realistas y murió fusilado el 15 de junio de 1813, en la Ciudad de Barinas. Ese mismo día Bolívar dictaba en Trujillo su famoso «Decreto de Guerra a Muerte». Su cabeza fue exhibida en el camino hacia San Cristóbal, y su mano derecha la enviaron a La Victoria.
Saraí Manrique
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